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alborada



























              enero de 2007. Nunca llegaría a ver   hasta entonces de la Casa de Cultu-  tocado éste con una bacía de barbero
              con sus propios ojos la biblioteca que   ra se iba llenando de gente, muchos   abollada a modo de casco y acompa-
              llevaría su nombre.                 de ellos personas que en los días an-  ñado de un orondo escudero… en uno
                 Pero volvamos a la mañana del do-  teriores se habían inscrito para ser   de los bancos, en la calle, un caballero
              mingo 7 de enero. Aquel día y apenas   porteadores de los libros. Niños y   vestido a la antigua usanza, rodilla
              a 24 horas del sepelio de Alberto, sus   mayores, sin distinción de edad se   en tierra recitaba unos versos a una
              hijos y familiares más cercanos asis-  situaban  unos junto a  otros hasta   novicia ruborosa. Más allá una niña,
              tirían al acto simbólico de trasladar   completar aquella humana cadena   cubierta con capa y caperuza roja y
              los últimos 1001 libros de la, desde   que desembocaba en el edifi cio de   llevando una cesta con alimentos ha-
              entonces desaparecida biblioteca de   Padre Manjón. Unos 400 metros     blaba con un lobo taimado… Mien-
              la Casa de Cultura, a la nueva sede, ya   de recorrido, posiblemente más, vi-  tras los personajes literarios surgían,
              descrita. A fi n de hacer este traslado   brantes de emoción e ilusión. Las   la mañana avanzaba. Los libros se-
              se convocó a los ciudadanos para for-  manos se convertían en improvi-  guían su curso y aquel domingo con-
              mar una cadena humana por medio     sados recipientes de los ejemplares   vertido en fi esta literaria y ciudadana
              de la cual, aquellas 1001 obras sal-  que, en múltiples ocasiones veían   fue el marco irrepetible e ilusionado
              drían de su antiguo enclave y pasando   frenado su ritmo de trabajo para per-  para abrir nuevas ventanas al futuro
              de mano en mano quedarían deposi-   mitir la lectura de al menos los títu-  cultural de la ciudad.
              tadas en el nuevo recinto. El título de   los de las obras. La gente que pasaba   Han pasado 11 años desde enton-
              la campaña y el número de ejempla-  por la calle o había salido a pasear se   ces y t odavía, aquellos que fueron es-
              res trasladados no era fortuito, ya que   unía a aquella, cada vez más estre-  labones de la cadena recuerdan con
              pretendía hacer un homenaje a una   cha y larga cadena participando de   emoción el momento e incluso, a ve-
              de las obras cumbres de la literatura   ese momento entrañable, peculiar y   ces, en sus periódicas visitas a la biblio-
              universal: Las mil y una noches.    emotivo.                            teca, al  tener un libro determinado en
                 Desde muy temprano la calle         De pronto, desde lejos, un caballo   sus manos, han llegado a decir en voz
              Príncipe de Asturias, emplazamiento   blanco llegaba con un jinete enjuto,   baja: este libro lo traje yo hasta aquí.
























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