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MONASTIL


                                                        Esas piedras hermanadas
                                                        conteniendo sus pesares,
                                                         desiertas de cometidos,
                                                          desnudas de utilidad.

                                                         Desde lo alto de la cima
                                                         abrigan viejos recuerdos
                                                          y laten en su reposo,
                                                         esperando las caricias
                                                        que mimen y reconozcan
                                                          su razón y su verdad.

                                                        No quieren ser olvidadas,
                                                          necesitan algún toque
                                                         que las libere del tedio
                                                          y afiance sus posturas
                                                          para seguir vigilantes
                                                        de este esplendoroso valle.

                                                        Atrás quedaron dormidas
                                                         y latentes las vivencias
                                                        de momentos de bonanza,
                                                         de luz, de prosperidad.

                                                        Y en ese sueño, atrapadas,
                                                          aguardan ese rescate
                                                       que dé sentido a esa espera,
                                                           e interminable viaje.

                                                        Tan solo la lluvia, el viento,
                                                          el sol y la indiferencia
                                                        desarmaron sin clemencia
                                                          su ser y saber estar.

                                                         Mas siguen estando ahí,
                                                         mostrando su gallardía,
                                                        susurrando entre silencios
                                                        que son la cuna del Valle,
                                                          el origen de su vida.














                                                                                                    // creación literaría  301
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