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- Pero ¿entonces, la ceremonia, el chamán?. La joven empresaria recibió la noticia de que
el banco le concedía una moratoria y la rebaja
- Delirios de la fiebre. Ahora tienes que des- en los intereses con un gran grito de alegría.
cansar y pronto estarás bien. Que salga todo Impulsivamente se abrazó al director y le dio
el mundo de la habitación. Enfermera: Que al- dos grandes besos que por poco dan con el
guien limpie el suelo de todas esas plumas. bancario en tierra.
¿es que admiten loros en este hospital? El muchacho entró receloso y cuando escu-
chó la noticia de la concesión del crédito, se lo
- ¡Quiero ver esas plumas! - gritó Anselmo in- hizo repetir dos veces pidiendo aclaraciones.
corporándose en la cama. No se fiaba de quien unos días antes ni le es-
cuchó. Al final, dio las gracias tímidamente y
Un escalofrío recorrió su cuerpo al reconocer salió del despacho como flotando.
el adorno que llevaba en la frente el brujo de
su delirio. Se arrojó del lecho gritando que te- Al acabar las entrevistas, sudoroso, fue en
nía que marcharse. Tropezó y cayó pero apo- busca de su mujer que estaba en la sala de
yándose en su mujer volvió a levantarse. No espera muy preocupada por la actividad febril
pudieron disuadirle. Firmó un alta voluntaria de su marido a quien interrogó con la mirada
eximiendo al hospital de toda responsabilidad
y vistiéndose como pudo salieron a la puerta - Nos vamos a casa. Olvídate de la casita en el
a pedir un taxi. Su mujer dio la dirección de campo y los chicos tendrán que trabajar para
su casa al chófer pero su marido la rectificó pagarse los estudios. En cuanto a nosotros ya
a gritos. saldremos adelante. No te preocupes.
- ¿Qué día y hora es? Pasaron las semanas y como nadie de la di-
rección le dijese nada, continuó con el reposo
- Pues es lunes y son las diez de la mañana. en su casa que le habían prescrito los médi-
cos. Un día recibió una llamada conminatoria
- ¡Chófer, lléveme a toda prisa al banco…! para presentarse no en la dirección territorial,
sino en la central, ante el gran jefe. Asumien-
Al llegar casi se arrojó en marcha del taxi y do la responsabilidad de lo que había hecho,
entró como una exhalación a su despacho entró con paso firme en el despacho
ante el asombro de los empleados. Llamó a
su secretaria. - Tengo que decir…
- María, ¿qué ha pasado con los expedientes - ¡Siéntese! - tronó el director general-. He
que atendí el día antes de marchar de viaje? comprobado las consecuencias de su com-
portamiento y he decidido… ascenderle y
- Pues están encima de mi mesa. No he tenido felicitarle por su gran visión. La prensa publi-
tiempo de archivarlos. có sus decisiones y las acciones del banco
subieron como la espuma. Hemos tenido una
- ¡Llame a esas personas y que vengan inme- avalancha de nuevos clientes y todo se lo de-
diatamente! bemos a usted. y su visión de futuro. Quiero
que asesore a los demás directores, pero eso
El primero en llegar fue el industrial. Dema- será después de que usted y su esposa dis-
crado y visiblemente afectado se sentó en el fruten de unas merecidas vacaciones que el
borde de la silla situada delante de la mesa banco les obsequia para completar el viaje a
de Anselmo. Perú que tuvieron que suspender por su en-
fermedad.
- Le he hecho venir para comunicarle que el
banco le concede el préstamo que necesita Anselmo, con los ojos muy abiertos, solo acer-
para salvar su industria. Mi secretaria le pre- tó a balbucear:
pará los papeles.
- Y esas vacaciones, ¿no podrían ser en Ibi-
El pobre hombre ni contestó y salió a toda pri- za…?
sa en busca de la secretaria.
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