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circunstancia, pasaba por delante de la men-  tierras necesitaban 26 días para labrarse en su
                          cionada casa y preguntaba a qué se debía la   totalidad, por lo que con una mula era suficiente
                          presencia de esas personas junto a la fachada   para realizar todas las tareas agrícolas. El año
                          de la vivienda. Evidentemente, los compradores    que murió la mula, Joaquín tuvo que cambiar el
                          respondían con evasivas. La suerte hizo que fi-  ganado caprino por otra caballería, quedándo-
                          nalmente se vendiese todo el pan, sin que las   se sin el sustento de la leche para la familia y
                          autoridades tuviesen conocimiento de aquella   los beneficios de la venta láctea. Aunque pronto
                          operación “ilegal”.                        la Señora Carmen compró un nuevo rebaño, lle-
                                                                     gando a un acuerdo comercial con Joaquín, el
                          LA VIDA RURAL EN LOS PRIMEROS AÑOS         cual establecía que las ganancias de la venta de
                          DEL FRANQUISMO                             leche serían a medias, no teniendo en cuenta la
                                                                     que bebiesen los hijos. De bajar la leche a ven-
                          La familia Gran al igual que el resto de las gen-  derla al pueblo se encargaba Antonia Mª, cuya
                          tes humildes españolas, también pasó sus ne-  labor realizaba diariamente.
                          cesidades por estos años aunque, afortunada-
                          mente, el hambre no se cebó demasiado con   En los años cincuenta y sesenta se estilaba en
                          ellos, ya que al vivir en el campo disponían de   Elda acudir a almorzar los domingos a algunas
                          hortalizas y otros productos de la tierra, aparte   casas de labranza del término. La Casa Colorá
                          de contar con algunos animales de corral. Tam-  era una de ellas. Aquí solía desplazarse mucha
                          poco les faltaba la leche de cabra del ganado.   gente para comprar vino, habas, “olivicas ado-
                          Del pastoreo de las cabras se encargaba José   bás” y similares, para después sentarse por los
                          Gran cuando este aún era un chiquillo, labor que   alrededores y disfrutar de la gastronomía “elde-
                          aprovechaba para cazar al mismo tiempo algu-  ra” de aquella época. Eran muchas las personas
                          na pieza de perdiz o conejo, ya que por enton-  conocidas de Elda que subían por aquí. Pode-
                          ces en la zona de La Torreta y El Monastil la caza   mos citar  entre ellas  a  “Malito”,  “Los Tangos”,
                          era abundante. Quien sí tuvo que trabajar inten-  “Los Melillanos”,  “Perlasia”, “Los Chacas”, “El
                          samente en esta época fue Antonia Mª, ya que   Corrígüelo”, “Los Monchos”, “Los Cocolisos”, “El
                          al ser la mayor de las hijas debía de ocuparse   Tío Lucio”, “El Cachiporro”…, y tantos más que
                          de atender a sus hermanos pequeños y ayudar   no citamos por no hacer la lista interminable.  A
                          a su madre en las duras faenas de una mujer   veces, la cosecha de vino de la casa era insufi-
                          de campo, que eran muchas y no se acababan   ciente para saciar a los visitantes domingueros,
                          nunca. Una de las tareas más sacrificadas era   por lo que tocaba a José y sus hermanos tener
                          hacer la colada de toda la familia: madre e hija   que desplazarse a Sax, andando por la vía fé-
                          cargadas con cestas de ropa se desplazaban   rrea, para traer vino que costaba 60 céntimos de
                          por la rambla del Cementerio hasta un lavadero   peseta el litro, vendiéndolo después a tres rea-
                          público de Petrer, andando algunos kilómetros   les por botella o porrón (75 céntimos de peseta).
                          entre ida y vuelta. Los hermanos Gran Maestre
                          aprendieron a leer y escribir gracias a maestros   Aunque actualmente en Elda ya no se elabora
                          particulares que daban lecciones en sus casas.   vino, en los cincuenta aún eran numerosas las
                          A estos la familia les pagaba con comida. Algu-  casas de campo que producían su propia co-
                          nos de estos docentes eran represaliados del   secha vitivinícola, y era costumbre por el día de
                          Franquismo que habían perdido su condición de   San Andrés, en noviembre, ir a visitarse entre los
                          maestros de escuela por sus ideales políticos.   cosecheros a sus respectivas haciendas, para
                          Sin embargo, los hijos más pequeños de Antonia   degustar el mosto y dar su propia opinión sobre
                          y Joaquín ya fueron al nuevo colegio parroquial   la calidad de este. Joaquín solía acudir a la zona
                          de la Estación, que se inauguró en 1954.   de Camara, para probar los tintos de “Luis el de
                                                                     Bruna”, “Las Blasas” o “La Tía María” entre otros.
                          Desconocemos la extensión total del terreno   De esta época, Conchi Gran recuerda cuando la
                          cultivable  de  la  finca,  aunque  según  José,  las   gente acudía por Pascua a El Arenal o El Panta-








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