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Al poco tiempo de instalarse en la ya reforma-  etc. En los bancales de regadío había plantados
                          da casa-chalet agrícola, muchos convecinos de   almendros, frutales, cereales y alfalfa, y en el se-
                          las casas de campo de los alrededores y de la   cano sobre todo viña, ya que en la casa se ela-
                          zona de la estación del ferrocarril, empezaron a   boraba un excelente vino, llegando a cosechar
                          comentarle a Antonia Maestre que cómo había   anualmente  siete pipas  (más de  8.000 litros).
                          aceptado venirse a vivir a ese lugar, con todas   Comentar también que la bodega de la hacien-
                          las historias fantasmales que, supuestamente,   da era de las más hermosas de Elda, contando
                          albergaban los interiores de la mencionada vi-  con una moderna prensa y siete toneles de fuer-
                          vienda rural.                              te roble para su almacenamiento.

                          Estos rumores pusieron en guardia a Antonia.   D. Hilario Amat Amat era un hombre educado,
                          Tanto que, cuando llegaban las horas nocturnas,   honrado y cumplidor, además poseía dotes de
                          esta estaba pendiente de cualquier “ruidico” que   buen  orador,  virtud  que  expresaba  confianza
                          se escuchase en los interiores de toda la casa.   hacía su persona por parte de la gente que tra-
                          Una noche se encontraba el matrimonio ya des-  taba con él. Este estaba casado con Carmen
                          cansando en la cama, cuando comenzaron a oír   Estellés, natural de Valencia, y ambos residían
                          unos extraños golpes que provenían del piso de   habitualmente en dicha ciudad. A Hilario le en-
                          arriba. La mujer de Joaquín pensó que se trata-  cantaba desplazarse los estíos a su querida
                          ba de espíritus, por lo que despertó a su marido.   Casa Colorá. Cuando llegaba aquí se encontra-
                          Este, que era un hombre con coraje, agarró un   ba feliz y entre los Gran Maestre -sus caseros-
                          candil y le dijo a su esposa que le acompañase   se sentía como un miembro más de la familia.
                          a la planta superior, ya que era imposible que   Incluso comían todos en la misma mesa. Sin
                          allí hubiese ningún fantasma. Cuando se planta-  embargo, a su esposa parece ser que le cos-
                          ron arriba cuál fue su sorpresa al darse cuenta   taba  más  desplazarse  a  Elda,  ya  que  estaba
                          de que los ruidos en cuestión los estaba provo-  acostumbrada  a las comodidades  de  las que
                          cando un gato pequeño al jugar con una ñora   disponían en la ciudad del Turia. En todos los
                          seca. A partir de aquel día se dedicaron a vivir   años que Antonia y Joaquín trabajaron para el
                          sin supersticiones y ya no quisieron saber nada   Sr. Amat Amat, jamás hubo ningún problema
                          más de historias tétricas.                 ni desavenencia entre ambas partes, Joaquín
                                                                     Gran como mediero percibía dos tercios de la
                          Dejando atrás este chocante episodio y cam-  producción de la finca, la tercera parte restante
                          biando de tema, diremos que la finca era bas-  era para D. Hilario.
                          tante grande y que estaba partida por un camino
                          que, procedente de la actual zona de la Huerta   TIEMPOS DE GUERRA Y POSGUERRA
                          Nueva, llegaba hasta El Monastil. Aunque des-
                          conocemos la extensión total de sus tierras, sí   En el año 1936 estalló nuestra trágica Guerra
                          que sabemos que disponía de unas 32 tahúllas   Civil. D. Hilario y su familia, durante el tiempo
                          de regadío que formaban parte del sistema de   de la contienda, no viajaron a Elda, por temor
                          riego de la antigua acequia de la Huerta Nue-  a sufrir represalias por parte de delincuentes e
                          va,  aunque  también  disponían  de  un  pozo  en   izquierdistas incontrolados sin escrúpulos, cir-
                          propiedad del cual extraían el agua por medio   cunstancia que desgraciadamente padeció su
                          de un motor. Sus lindes se extendían hacia el   padre, Hilario Amat Vera. Este fue vilmente ase-
                          norte por todo el monte de La Torreta hasta el   sinado en uno de los “paseos” que tuvieron lugar
                          conocido poblado ibérico de El Monastil, y por   en nuestra población. Los señores enviaron una
                          el sur abarcaba todos los terrenos lindantes con   carta a Joaquín y Antonia, donde les indicaban
                          el actual barrio de la Huerta Nueva hasta las   que si recibían la visita de milicianos, les entre-
                          cercanías de la estación del ferrocarril, aproxi-  gasen lo que requirieran a fin de evitar proble-
                          madamente. Entre los propietarios lindantes de   mas, aunque parece ser que la milicia que visitó
                          aquella época  podemos mencionar a Joaquín   la casa optó por no apropiarse de casi nada.
                          Coronel,  Emérito  Maestre,  Doña  Emiliana,  Los   Parece ser que el mayor problema que pade-
                          Casáñez, Pedro Oliva, “El Petrolero”, “El Sallón”,   cieron los Gran Maestre se produjo cuando el







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