Page 291 - alborada59
P. 291

Todo discurrió con total normalidad y llegada   algo le hizo recapacitar y pensó que si no se
                           la noche se dispusieron a envolverse en su   enfrentaba a aquella encrucijada con los mis-
                           saco para descansar. A mitad de la noche y   mos medios que el día del accidente, de nada
                           envueltos en la oscuridad un compañero lo   valdría el esfuerzo. Y pidió a sus amigos que
                           despertó y le dijo:                       lo dejasen el último, que quería encontrarse en
                                                                     las mismas condiciones y encontrar esa fuer-
                           - Estoy oyendo pisadas de alguien que se   za que le faltaba. Cuando estuvo solo inició
                           acerca  donde estamos durmiendo.          el ritual que siempre se hace para vencer el
                                                                     miedo y se dirigió a la pared. Tocó la roca y se
                           Los otros compañeros se despertaron y todos   estremeció con el frio contacto y buscó dentro
                           oyeron como alguien se les acercaba…o no,   de él su perdida seguridad; quería encontrarla.
                           pues las pisadas cesaron cuando en la oscuri-  Una mano, la otra, un pie y el otro en el aire… y
                           dad más cerca estaban de ellos. Nadie nunca   unas pisadas fuertes y firmes como nunca ha-
                           llegó.                                    bía sentido se oyeron a sus espaldas, en rápi-
                                                                     do avance hacia donde se contrataba, el inicio
                           -  No  puede  ser,  hasta  este  momento  era  yo   del “Paso de los Pioneros”.
                           quien escuchaba estas pisadas, pero ahora
                           vosotros también habéis claramente oído que   Sintió algo como nunca había sentido hasta en-
                           las pisadas no son una obsesión mía… Y las   tonces, una fusión de esencia, fuerza, espíritu
                           pisadas, reales pisadas, cesaron en la noche.  y materia. Notó como crecían sus músculos,
                                                                     como su corazón se henchía, sus pulmones di-
                           Siguieron las actividades y un buen día sus   lataban y su mente encontró un equilibrio que
                           compañeros planearon llevarlo al “Paso de los   desde tiempo había perdido. Llegó su pié a la
                           Pioneros”. Él al principio se negó, pero pronto   pared y escucho el familiar y conocido sonido
                           supo que si no iba por las buenas, lo llevarían   de aquellas pisadas que habían estado bailan-
                           aunque fuese atado. Y claro, fueron. Todo fue   do junto a él, esperándolo, citándolo de nuevo
                           normal, hasta la hora del sueño; sus compa-  donde los pioneros se daban cita, en su paso.
                           ñeros pronto quedaron dormidos por el can-
                           sancio, pero él no pudo pegar ojo en toda la   Después, un paso y otro, un pie tras otro y cuan-
                           noche; ni dejó de oír en su velada unas pisa-  do llegaba al punto culminante, desde donde
                           das que se le acercaban tanto que creyó sentir   había caído, su mano encontró una cavidad en
                           el cálido  aliento  de quien las  producía,  pero   la roca, un hueco donde faltaba aquella pre-
                           nunca llegaba hasta ellos. Estaba inquieto,   sa que con él había volado. Introdujo la mano
                           preocupado y con mucho miedo y le faltaba el   en el hueco, invirtió su muñeca y sus dedos se
                           ánimo que otras veces le había hecho siempre   asieron firmemente para asegurar aquel último
                           ser líder de su grupo. La verdad es que ape-  esfuerzo que le permitió superar sus miedos
                           nas se reconocía desde el accidente camino   y encontrar el espíritu montañero que durante
                           de Cumbre Alta.                           meses le estuvo esperando donde siempre se
                                                                     encontraron los viejos pioneros…
                           Y llegado el amanecer, con las primeras luces
                           se pusieron en marcha y pronto llegaron has-  ¡En la montaña!
                           ta el “Paso de los pioneros”. En este instante













                                                                                                    // creación literaría  291
   286   287   288   289   290   291   292   293   294   295   296