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Todo discurrió con total normalidad y llegada algo le hizo recapacitar y pensó que si no se
la noche se dispusieron a envolverse en su enfrentaba a aquella encrucijada con los mis-
saco para descansar. A mitad de la noche y mos medios que el día del accidente, de nada
envueltos en la oscuridad un compañero lo valdría el esfuerzo. Y pidió a sus amigos que
despertó y le dijo: lo dejasen el último, que quería encontrarse en
las mismas condiciones y encontrar esa fuer-
- Estoy oyendo pisadas de alguien que se za que le faltaba. Cuando estuvo solo inició
acerca donde estamos durmiendo. el ritual que siempre se hace para vencer el
miedo y se dirigió a la pared. Tocó la roca y se
Los otros compañeros se despertaron y todos estremeció con el frio contacto y buscó dentro
oyeron como alguien se les acercaba…o no, de él su perdida seguridad; quería encontrarla.
pues las pisadas cesaron cuando en la oscuri- Una mano, la otra, un pie y el otro en el aire… y
dad más cerca estaban de ellos. Nadie nunca unas pisadas fuertes y firmes como nunca ha-
llegó. bía sentido se oyeron a sus espaldas, en rápi-
do avance hacia donde se contrataba, el inicio
- No puede ser, hasta este momento era yo del “Paso de los Pioneros”.
quien escuchaba estas pisadas, pero ahora
vosotros también habéis claramente oído que Sintió algo como nunca había sentido hasta en-
las pisadas no son una obsesión mía… Y las tonces, una fusión de esencia, fuerza, espíritu
pisadas, reales pisadas, cesaron en la noche. y materia. Notó como crecían sus músculos,
como su corazón se henchía, sus pulmones di-
Siguieron las actividades y un buen día sus lataban y su mente encontró un equilibrio que
compañeros planearon llevarlo al “Paso de los desde tiempo había perdido. Llegó su pié a la
Pioneros”. Él al principio se negó, pero pronto pared y escucho el familiar y conocido sonido
supo que si no iba por las buenas, lo llevarían de aquellas pisadas que habían estado bailan-
aunque fuese atado. Y claro, fueron. Todo fue do junto a él, esperándolo, citándolo de nuevo
normal, hasta la hora del sueño; sus compa- donde los pioneros se daban cita, en su paso.
ñeros pronto quedaron dormidos por el can-
sancio, pero él no pudo pegar ojo en toda la Después, un paso y otro, un pie tras otro y cuan-
noche; ni dejó de oír en su velada unas pisa- do llegaba al punto culminante, desde donde
das que se le acercaban tanto que creyó sentir había caído, su mano encontró una cavidad en
el cálido aliento de quien las producía, pero la roca, un hueco donde faltaba aquella pre-
nunca llegaba hasta ellos. Estaba inquieto, sa que con él había volado. Introdujo la mano
preocupado y con mucho miedo y le faltaba el en el hueco, invirtió su muñeca y sus dedos se
ánimo que otras veces le había hecho siempre asieron firmemente para asegurar aquel último
ser líder de su grupo. La verdad es que ape- esfuerzo que le permitió superar sus miedos
nas se reconocía desde el accidente camino y encontrar el espíritu montañero que durante
de Cumbre Alta. meses le estuvo esperando donde siempre se
encontraron los viejos pioneros…
Y llegado el amanecer, con las primeras luces
se pusieron en marcha y pronto llegaron has- ¡En la montaña!
ta el “Paso de los pioneros”. En este instante
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