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corporar. Pero doler, me duele todo, hasta las Estaba solo un día en casa cuando escuchó
ideas. Todo el cuerpo magullado y arañado… claramente una pisadas en el pasillo, y sobre-
siento el dulzor de la sangre entrar a mi boca saltado salió para ver quien había. Nadie en-
por la comisura de mis labios y al tocarme la contró. Pensó que estaba obsesionado y tam-
cara mis manos se ensangrientan. Ha sido un bién concluyó que la caída en Cumbre Alta le
golpe de muerte y lo cierto es que he nacido. había cambiado la vida.
Sus amigos habían bajado hasta donde se en- Ya habían pasado varios meses y estaba com-
contraba y le estaban ayudando a sentarse y pletamente restablecido de sus heridas… tan
cosiendo a preguntas. Se serenó poco a poco solo quedaban aquellas pesadillas y obsesio-
y pidió un poco de agua para mojar su boca nes de que alguien le seguía constantemen-
seca. Lavaron sus heridas. En unos minutos, te… Y le quedaba el miedo, un miedo univer-
logró ponerse en pie y comprobó que estaba sal.
bien, pero que seguía teniendo un gran miedo
por todo lo sucedido. Los compañeros carga- Sus entrañables colegas de la montaña lo es-
ron su mochila y poco a poco comenzaron el taban comprometiendo para retomar las sali-
descenso de la montaña; convenía ir al hospi- das al monte; todos estaban convencidos de
tal para un chequeo general, reducir el brazo que la montaña le ayudaría a recuperarse fí-
claramente dislocado por el hombro y curar sica y anímicamente. Finalmente, se decidió a
las múltiples heridas. Afortunadamente aun- acompañarles y volver a sentir las sensaciones
que dolorido podía caminar, aunque muy, muy que la montaña le deparaba y que le hacían
despacio… sentirse tan bien. Esa primera salida fue una
bonita excursión que deparó un abundante al-
Muy despacio estaban restañando las heridas, muerzo; el objetivo no fue muy importante pues
el hombro dislocado, las costillas contusio- físicamente estaba totalmente fuera de tono.
nadas, varios puntos en su frente, pero todo Siguieron los fines de semana con las salidas a
iba volviendo poco a poco a la normalidad, la mañana con total placidez, aunque cuando
aunque no conseguía olvidar su gran miedo y se quedaba solo alguna vez creyó sentir unas
dormía muy desinquieto. Tenía múltiples pesa- pisadas de alguien que se le acercaba: nadie
dillas y en ellas siempre se despertaba cuando nunca apareció. El miedo había desaparecido,
escuchaba a sus espaldas unas pisadas que pero no aquella rara obsesión.
rápidamente acercaban a alguien, alguien que
nunca llegaba. Comenzaron a subir la dificultad de las ascen-
siones, y él solo pedía no volver a Cumbre Alta.
Esas pesadillas le alteraban el ánimo y el hu- Con las dificultades llegó un día la necesidad
mor; su familia y amigos le decían que se se- de apoyarse en un vivac para conseguir el ob-
renase, que había cambiado su actitud para jetivo y sintió una gran alegría al cargar su mo-
ellos, que siempre se encontraba arisco, en chila, con su saco, su colchoneta… los objetos
defensa y receloso, que ya no era el hombre que en su caída habían amortiguado el golpe
afable y cordial de siempre. Era un hombre con quedando solo en un gran susto, restañadas
miedo y huraño, sin ánimo y siempre crítico las heridas y lesiones… y sus obsesiones.
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