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dente de honor lo cual demuestra el afecto y   - Como estas piernas ya no me permiten cami-
                          admiración que sentimos por este hombre bue-  nar, estaba haciendo una excursión con el dedo
                          no y sabio, colaborador incondicional y asesor   sobre el mapa y oye, al ir leyendo aquellos lu-
                          amable que nunca dio un no por respuesta ante   gares que ya conocía, me lo he pasado bomba.
                          cualquier petición que se le hiciera, especial-
                          mente si tenía que ver con la montaña que fue   … Y bajó pensativo de aquella su primera ex-
                          su pasión; un estilo de vida que además de per-  cursión a la Silla del Cid, cuando ya el sol ilu-
                          mitirle su personal desarrollo montañero hasta   minaba plenamente las laderas de la montaña.
                          donde su condición física y cualidades le permi-  Aquellas palabras del Barón de Coubertín que
                          tieron, puso su intelecto y trabajó en apoyo a los   habían sido pronunciadas para unas Olimpia-
                          demás; propiciando la evolución y crecimiento   das y aceptadas por todo el mundo, pensó que
                          del montañismo en general, alejado de egoís-  bien podrían valer también para el pequeño va-
                          mos y volcado en el desarrollo de la cultura y la   lle hacia el que los amigos regresaban.
                          sociedad.
                                                                     Y, fabulando sobre su honesta condición de
                          El montañero lo será siempre y esto me lo de-  hombre bueno, me gusta imaginarlo allá arriba
                          mostró Daniel, en una de aquellas tardes en las   dando espaldas al horizonte azul del Mediterrá-
                          que fui a visitarle para escuchar sus consejos   neo, con la mirada puesta en los dos pueblos
                          como siempre hice y le vi con un mapa del Pi-  que tanto amó, sentado sobre el trono de esta
                          rineo sobre su mesa de trabajo y una lupa, que   majestuosa montaña con la que todos, sin dis-
                          me presentó como: un artilugio imprescindible   tinción,  nos  sentimos  representados  pues  así
                          a cierta edad. Y al preguntarle, en broma, si es   era Daniel Esteve Poveda, un padre montañero
                          que planeaba irse de excursión al Pirineo, me   para toda una generación de hombres y muje-
                          contestó:                                  res de este Valle que un día elegimos la libertad
                                                                     de las cimas y cargamos en nuestras mochilas
                          - Estaba de excursión hasta que has llegado. -Y   el peso del respeto, la ética, y el honor, llevando
                          viendo mi sorpresa apostilló:              la verdad como bandera.


                   Libros publicados










































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