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durante 20 años de los actos legítimos y “grave- asignarle acompañante, con el compromiso de
mente castigado”. no apartarse el uno del otro, excepto a los defi-
nidores y los lectores jubilados que tenían auto-
Libros nomía para elegirlos por sí mismos.
El padre provincial tenía a su disposición un Las frailes tenían absolutamente prohibido mon-
presupuesto de 200 libras anuales, procedentes tar a caballo, salvo licencia expresa del pro-
de las misas dominicales, para adquisición de vincial y del médico, y, consecuentemente, no
libros con destino a los conventos de su ámbi- podían tener cabalgadura “mayor, ni menor, por
to geográfico y se rogaba a los guardianes que ser tan notoriamente acto de propriedad” y si al-
empleasen la parte que les correspondiera en guno la poseyera sería castigado con pena de
libros “utiles, y no en superfluos”, ni en obras propietario.
que ya constasen en la biblioteca del convento.
Sobre este particular y para evitar que los libros En los lugares donde hubiera convento también
se distrajeran o perdiesen en las celdas, por las tenían prohibido pernoctar en casa de seglares
mudanzas de los religiosos, se ordenaba a los y quien lo incumpliera podía ser declarado após-
guardianes que todos los libros quedasen incor- tata. Los que salieran a decir misa en caseríos,
porados en una biblioteca común, dependencia molinos y ermitas distantes menos de una legua
que sería inspeccionada en las visitas del pro- de su casa de residencia, volverían a comer a
vincial. su convento.
Guardianes Los monjes no podían ser enviados a ayudar a
rectores parroquiales o curas por un periodo su-
Para ser guardián, a partir de 1660, se exigió perior a 15 días, porque se estimaba que ello
como condición sine qua non, alguno de estos causaba “notable daño a la disciplina regular”.
requisitos: En caso necesario, se mandaría cada 8 ó 10
días a un religioso para “suplir estas faltas”.
- Haber sido guardián de uno de los dos conven-
tos de Valencia o Játiva. Tenían prohibido asistir a los multitudinarios po-
rrates porque era de mala nota ver a los frailes
- Haber desempeñado durante al menos tres en lugares “donde ay tanto concurso de mu-
años los oficios de predicador conventual, vica- geres”, bajo pena de destierro de la provincia
rio, lector de artes, confesor de monjas o maes- valenciana. Tampoco podían asistir a las fiestas
tro de novicios en uno de los tres conventos de toros, juegos de cañas, representaciones de
mencionados. comedias o farsas por “el escandalo que dello
reiben los que bien sienten”, con duras sancio-
Los franciscanos en el ámbito público nes en cada caso.
Se consideraba un mal ejemplo para los segla- Con carácter general, los guardianes debían te-
res que un franciscano anduviese o deambulara ner recogidos a sus súbditos y no permitir que
solo por los pueblos o los caminos, por ello a estuvieran fuera del convento más tiempo del
cada religioso se le debía señalar compañero, necesario para predicar, confesar, decir misa o
salvo a los limosneros y a los frailes que fuesen pedir limosna.
a dar misa a ermitas rurales, alquerías, etc. En
cambio, si la misa era en una casa particular el La limosna
oficiante debía ir acompañado. El guardián al
conceder licencia de salida a un religioso debía Los dos grandes conventos observantes capi-
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