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nitarios, el presidente del convento pronunciaba dan callar tanto a residentes como a huéspedes
la fórmula: “Omnis spiritus laudet Domninum”. en determinados lugares: claustro, coro, iglesia
Después de comer se debía guardar la costum- y refectorio. El quebrantamiento del silencio se-
bre de visitar la cocina para decir el Salmo Mi- ría castigado por el guardián con la penitencia
serere por las almas del purgatorio y los bienhe- del vino o la más apropiada según la gravedad
chores, el De profundis con su responso, el Ave de la culpa.
María Stella y el Magnificat, con las oraciones
acostumbradas. Pobreza, dinero, trueques y propiedad
La oración vocal era un estado en continuo ejer- De acuerdo con las Constituciones generales
cicio y de su mantenimiento y conservación era y el voto de pobreza exigido a los franciscanos
responsable el padre guardián. La asistencia a se prohíbe que “tuvieren, ò trataren, y contra-
la oración era obligatoria para todos los miem- taren dinero”. Los Estatutos generales de 1621
bros de la comunidad “sin exceptar ninguno de dicen con toda exactitud que los frailes “no re-
qualquier condicion que sea”, aplicando el pre- ciban dineros, ni pecunia por si, ni por persona
lado las correspondientes disciplinas y peniten- interpuesta”, considerando el dinero como con-
cias a quienes no acudieran. Por otra parte es- trario a la pureza de la regla. Cuando el padre
taba la oración mental, que se debía mantener guardián tuviera que socorrer a alguno de sus
todo el año, media hora después de Maitines y religiosos lo haría siempre en especie, nunca en
otros treinta minutos después de Completas, ofi- dinero. La prohibición de usar circulante llega
cio este último que iba precedido de la Letanía hasta el punto de que si se detectase algún fraile
de la Virgen, y en ambos casos antecedidas de portando dinero o que comprara alguna cosa a
un lección de un libro devoto. Otra lección era cambio de dinero sería castigado con penas de
de Teología mística que se debía impartir, al me- propiedad, o sea, 30 golpes, 2 meses de cárcel
nos, cada semana en todos y cada uno de los y otros 6 de reclusión en el convento. También
conventos, a una hora a la que pudiera asistir serían castigados como propietarios quienes
todos los religiosos. hiciesen guardar sus libros y bienes fuera del
convento.
Del hablar y del silencio
Del mismo modo tenían vedado los juegos de
Ningún franciscano podía hablar con mujeres en naipes o dados con intervención de dinero, bajo
el recinto conventual sin licencia del guardián, pena de un mes de cárcel la primera vez, au-
permiso que solo se otorgaría a “frailes de sa- mentada proporcionalmente en las siguientes.
tisfacción, y en lugar decente”. Aquellos religio- Igualmente tenían prohibido jugar a los dados
sos que precisasen hablar con madre, hermana o cartas con seglares, así como los deportes de
o cualquier familiar femenino tendrían licencia pelota, argolla o bolos en los que participasen o
pero acompañado de un religioso anciano ele- entraran a ver seglares. La norma responsabili-
gido por el guardián. zaba a los guardianes de la vigilancia, al mismo
tiempo que permitía, algunas veces al año, la
El silencio se mantendría desde Pascua de Re- práctica de estos juegos considerados hones-
surrección hasta el 14 de septiembre, después tos si no mediaba interés, para entretenimiento,
de la comida hasta la hora de Vísperas. Se orde- desahogo o recreo de los frailes.
na silencio en el refectorio para que “nunca se
dexe la licion de la mesa hasta el fin de la comi- Aunque los monjes no podían aceptar ni usar,
da”, ya leyera un corista o un sacerdote. Los Es- a título personal, objetos preciosos o suntuosos,
tatutos de Barcelona-Segovia ordenan silencio en cambio si estaban permitidos para el culto
absoluto desde Completas hasta Prima y man- divino (ornamentos, piezas de orfebrería, etc.),
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