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MISCELÁNEA Y COSTUMBRISMO


              queña panadería, que recuerdo es-
              casamente, ya que no duró mucho
              tiempo abierta desde que yo tengo
              conciencia.
                 Frente a “Rubio” en la calle Juan
              Carlos I, “La Cigüeña”, una mercería
              que frecuentaba muchísima gente.
              La dueña, una señora a la que recuer-
              do muy dulce, y su marido, un señor
              muy alto y demasiado delgado, siem-
              pre vestido con gabardina.
                 Enfrente, en otra de las esquinas,
              la joyería relojería de “Sanchiz”, El
              relojero.
                  Doblando por la esquina de An-
              tonino Vera hacia Juan Carlos I en
              dirección hacia la plaza Castelar,
              nos encontrábamos con la bodega de
              “Cózar” donde se despachaba tanto
              embotellado como a granel y a la que
              recuerdo con un olor especial a vino
              y toda llena de toneles de madera y
              botellas de licores.
                 Junto a “Cozar”, “Dalmar” Jugue-
              tería, alpargatería y ortopedia, una
              de las tiendas preferidas en mi ni-
              ñez, (por lo de juguetería) en la que
              entraba a menudo a fi sgar y luego le
              pedía a mis padres me compraran
              algo.
                 Sinceramente, creo que era una
              Elda muy dinámica y con muchísimos y
              diversos comercios, hoy casi todos des-
              aparecidos. Cierto es que hay grandes










                                                  centros comerciales a día de hoy, si no   Hoy vivimos en una Elda avanza-
                                                  en la ciudad, cerca. Pero a mí me gusta-  da, en un mundo actualizado, con un
                                                  ba esa Elda en la que había multitud de   modo diferente de vida, con un co-
                                                  establecimientos muy diferentes, don-  mercio diferente y una ciudadanía di-
                                                  de conocías y te conocían y todo estaba   ferente que demanda cosas distintas.
                                                  como mucho más cercano, al lado o a la   No debemos vivir del recuerdo,
                                                  vuelta de la esquina. Donde no tenías   ni pensar nostálgicamente que ese
                                                  que coger el coche para desplazarte a   tiempo pasado fue mejor. Sí guardar
                                                  un gran centro comercial.           esas imágenes de esta ciudad nuestra
                                                     No digo que los tiempos pasados   que pueden ayudarnos a comprender
                                                  fueran mejores, aunque a veces, en   mejor, la que tenemos hoy.
                                                  mis recuerdos, entrañablemente me      Para saber cómo somos, hay que
                                                  lo parecen.                         saber de dónde venimos.

                                                                                                                          139
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