Page 140 - alborandan60.indd
P. 140

alborada




                 Cruzando lo que se llamaba la ca-
              rretera General ( Hoy calle Jardines,
              entonces General Queipo de Llano)
              desde la calle Antonino Vera, se en-
              contraba la ofi cina de La “Novelden-
              se”, compañía de autobuses que nos
              conectaba con Alicante y algunos
              pueblos  cercanos.  En  la  confl uencia
              de las calles, en una especie de reco-
              do, se encontraba el quiosco de José
              María, en el que tanto yo como toda
              la chiquillería de la zona y adyacen-
              tes comprábamos caramelos y frutos
              secos en cartuchos. Torraos, quicos,
              cacahuetes… todo a granel. También
              tebeos. Los mayores, todo tipo de
              prensa y revistas y un sinfín de ob-
              jetos y cosas, como pilas, agujas, etc.
                 En la hoy llamada calle Petrer,
              yendo hacia el Mercado de abastos,
              en la primera esquina subiendo a
              la derecha estaba la panadería del
              “Gordico” en el que se horneaban las
              mejores  tortas de manteca  que yo
              haya comido nunca. Al amanecer y
              antes de ir al colegio, el aroma que


                                                                                      desprendía el horneado de  las ma-
                                                                                      ravillosas tortas, envolvía casi toda
                                                                                      una manzana. Mis hermanos, yo y
                                                                                      otros muchos, entrábamos en la pa-
                                                                                      nadería del “Gordico” hasta la mis-
                                                                                      ma boca del horno de leña, cosa que
                                                                                      se agradecía en invierno y, el mismo
                                                                                      panadero con una pala de madera
                                                                                      de rabo muy largo, sacaba las tortas
                                                                                      poco a poco del horno, y te las daba
                                                                                      envueltas en un papel de estraza que
                                                                                      tenías que coger de las puntas para
                                                                                      no quemarte con la torta.
                                                                                         Bajando por la calle jardines en
                                                                                      la primera esquina, la Calle del Cid,
                                                                                      había otra emblemática panadería.
                                                                                      “Perete” en la que María, la dueña
                                                                                      despachaba además del pan, sus fa-
                                                                                      mosos “pepitos”, bollos y todo tipo de
                                                                                      rollos de vino, de aguardiente, pastas
                                                                                      y mantecados diversos.
                                                                                         En una esquina de  la  calle An-
                                                                                      tonino  Vera  con la  calle  Juan Car-
                                                                                      los I, se encontraba “Rubio” tienda
                                                                                      de lámparas, electricidad y discos.
                                                                                      Había junto a esta, también una pe-

        138
   135   136   137   138   139   140   141   142   143   144   145