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Agradecimientos

                                         Al Rvdo. P. Fr. Benjamín Agulló, O.F.M., franciscano ilustre, que
                                         nos recibió muchas veces en “su casa” del Convento de San
                                         Lorenzo y en el de Nuestra Señora de los Ángeles, en Valencia,
                                         y con humildad franciscana, atendió desde el primer momento
                                         a todas nuestras preguntas, con respuestas llenas de sabidu-
                                         ría y luz.
                                         Al P. Fr. José María Falo Espés, O.F.M., secretario de la Provin-
                                         cia Franciscana de San José de Valencia, Aragón y Baleares,
                                         que puso todo el conocimiento del archivo curial a nuestra dis-
                                         posición sin reserva alguna.
                                         Al Rvdo. P. Fr. Fernando Fuertes Garrigós, O.F.M., guardián del
                                         Convento de San Sebastián de Cocentaina, que nos regaló su
                                         tiempo y su saber con celo ejemplar a través del espacio y la
                                         larga vida de “S. Sebastián”.
                                         A Ernesto Navarro Alba, que colaboró con su buen hacer foto-
                                         gráfi co y sus siempre acertadas sugerencias en todo lo que se
                                         le pidió para llevar a cabo este trabajo.
                                         A  Gabriel  Segura  Herrero,  Cronista  Ofi cial  de  la  ciudad  de
                                         Elda, que sugirió nuevos caminos a transitar en los inicios de
                                         este “estudio” franciscano.
                                         A Isabel Clara del Río Reyes, que aportó con su descubrimien-
                                         to a través de las redes tecnológicas capital bibliográfíco para
                                         la investigación en sus comienzos, cuando todo era oscuro.
                                         A Emilio Gil García, que contribuyó a la localización sobre el te-
                                         rreno del emplazamiento del desaparecido convento de Elda.
                                         Al profesor José Blanes Peinado por sus traducciones de la
                                         obra de Gonzaga y de los Annales minorum.


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