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              se con “cuadras” cuadradas (Fig. 6),
              desvirtuaba aquel modelo ortogonal
              cuadrado de manzanas iguales del
              “modelo clásico”, lo que propiciaba
              otro modelo de Plaza que complica-
              ba el trazado y contradecía el sencillo
              modelo de plaza-módulo estructural
              y generador de la cuadrícula.
                 Estas  Ordenanzas  recuperaron
              las modas e ideas renacentistas de la
              época y el Códice Vitruviano ya publi-
              cado. La consecuencia fue el rechazo
              al nuevo trazado, una vez consolida-
              do el modelo original americano en
              cuadrícula.

              Los Plaza Mayor de Elda.
              (Fig. 7)
              En el año 1985, el Plan General de
              Ordenación Urbana de Elda propo-
              ne en su apéndice de la ordenación
              del Casco Antiguo, la apertura de un
              vacío dentro de una confusa trama y
              tejido urbano de trazado árabe-me-  Figura nº 6 - 1734. Plano de la ciudad de Quito
              dieval. La palabra mágica que justi-
              fi caba aquella operación se le llamó
              “esponjamiento”, un concepto vago
              y difuso si lo que se pretendía era la
              búsqueda originaria del principio ge-
              nerador de una Plaza, o sea, el “vacío
              original” capaz de articular la trama
              de ensanche con aquel tejido dete-
              riorado, llamemoslé “histórico”.
                 Desde el concepto inicial de Plaza
              Mayor, este espacio no ha contenido
              las formas propias qué, como la Pla-
              za de Castelar, que nació cuadrada,
              rigen sus principios generadores de-
              fi nidos por un vacío rectangular que
              generó el diseño de las manzanas del
              Progreso y la Fraternidad, a modo de
              las Ordenanzas de Felipe II de aquel
              modelo rectangular renacentista,
              coincidiendo con el diseño de la ciu-
              dad en base al ensanche decimonó-
              nico que, a principios del s.XX ya era
              incipiente.
                 Tampoco la Plaza de Castelar,
              como la hoy llamada Plaza Mayor, al-
              bergaron estructuras de poder como la
              Iglesia o el Ayuntamiento, por lo que
              no se podrán juzgar como modelos
              asimilables a este concepto. Otra cues-

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