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cordial, todos los domingos se junta- cinco años. Dicha hacienda disponía truir 7.000 viviendas y un campo 8
ban para jugar a “la brisca”, cada vez de algo de regadío, el agua procedía de golf en sus tierras y en otras fin-
tocaba en una vivienda distinta don- de un manantial cercano que condu- cas anexas. Ambicioso y desmedido
de su propietario ofrecía vino y algo cían hasta una balsa por mediación plan, que se quedó en “agua de bo-
de picar a los invitados. También de una canalica de piedra. Dicha in- rrajas” como ocurrió a nivel nacional 1
recuerda que una vez se incendió el fraestructura estaba aterrada en va- con la inmensa mayoría de este tipo
caserío de Las Julianas, y todo el ve- rios tramos y fue reparada por José de urbanizaciones especuladoras, y
cindario de la zona ayudó a apagar el Mª y su hijo, el importe fue costeado que, para colmo de males, nos deja- 0
fuego con agua y tierra. a medias con el propietario. ron una de las crisis más graves de
Como todos sabemos, la produc- Lamentablemente las épocas de las que ha habido en varias décadas,
ción en la agricultura depende bá- sequía eran y son muy frecuentes en de la que aún no nos hemos recupe-
sicamente de la climatología. Pepe nuestra zona. Estas circunstancias rado totalmente. 2
recuerda que hubo buenos años en provocaron que en la década de los En la actualidad, Pepe Payá cuen-
los que la lluvia fue más abundante cincuenta sus propietarios vendie- ta con 89 años de edad y reside en
y que, aparte de obtener buenas co- ran la casa y sus tierras, debido a el caserío eldense de Camara, don-
sechas en el secano, llegaban incluso que estas ya no eran rentables eco- de gracias a su buena salud todavía
a cosechar muchas hortalizas para nómicamente. En años posteriores realiza tareas agrícolas, entre ellas
consumo propio, e incluso vender- los terrenos de cultivo fueron aban- dedicarse a labrar con su tractor las
las, tales como pimientos, tomates, donados totalmente hasta conver- tierras de otros propietarios y tam-
patatas, etc. Un año llegaron a cose- tirse en bancales yermos, donde ac- bién las suyas propias. Como hemos
char tantos melones, que el médico tualmente solo los ribazos de piedra comprobado, nuestro protagonista
D. Genaro Jover -amigo de la fami- se mantienen en pie aferrándose al es un agricultor vocacional, profe-
lia- se llevó dos carros llenos de este recuerdo de lo que fue esta hacienda sión que siempre ha ejercido a lo lar-
fruto. agrícola en su cenit. También los res- go de toda su vida y que prueba que
Sin embargo, y como es de lógica, tos de paredes y estancias que aún la relación milenaria del hombre con
los años malos de sequía también se pueden observar entre las ruinas la naturaleza y el campo en algunas
afectaron a esta finca, estas circuns- de lo que fue la Casa del Tite, añoran personas es inseparable.
tancias obligaron a que Molina Payá aquellos años en que esta albergaba Mi más sincero agradecimiento
realizase otros trabajos ajenos a sus en su interior a los distintos habi- a José Payá Molina por toda la infor-
tareas habituales. Entre ellas ejerció tantes que han morado en ella. mación oral facilitada, gracias a la
de cantero, oficio que desempeñó En el año 2006 el nombre de la cual hemos podido conocer algunos
durante un tiempo en una cantera finca El Tite fue conocido a nivel rasgos y episodios del mundo rural
situada en el monte eldense de Bo- autonómico por un macro- proyec- de antaño, que también forma parte
lón, allí con su padre picaba la piedra to urbanizador que pretendía cons- de la historia de Elda.
para después transportarla a varios
destinos determinados. También es-
tuvo de operario en una fábrica de
calzado de Elda, a la que tenía que
desplazarse todos los días andando.
El horario de entrada era a las seis
de la mañana, por lo que debía de
levantarse de la cama a las cuatro,
siendo despertado por su madre y
volviendo del trabajo por la tarde.
Aunque lo suyo no era la indus-
tria, ya que tras un año de experien-
cia zapatera volvió a su vocación na- HISTORIA Y PATRIMONIO
tural, el trabajo en el campo. En la
década de los cincuenta, su padre y
él ejercieron de medieros en la colin-
dante finca de Plausides, una de las
más extensas del término de Elda.
Aquí estuvieron trabajando durante Ruinas de la Casa del Tite, en la actualidad.
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